Los
bebés humanos nacen inmaduros, de hecho están mucho más desamparados
que los recién nacidos de cualquier otra especie. Por eso, los bebés necesitan un período de gestación exterior, que debe ser respetado, no sólo por una cuestión
sentimental, sino por el profundo impacto que tiene en el desarrollo
físico, emocional y psicológico de un niño.